Desde
hace unos años tengo una amiga que me llama por teléfono cuando se pierde en la
ciudad, siendo originaria de ahí. Ella menciona que es como una discapacidad
por los problemas que le ha llegado a ocasionar y normalmente se le toma a broma pero, ¿qué
tanta razón tiene?
El
pasado 6 de octubre del 2014 se anunció el Premio
Nobel de Medicina 2014 y le fue otorgado al estadunidense John O'Keefe
y a los noruegos May-Britt Moser y Edvard Moser por el descubrimiento de un
sistema de posicionamiento, un “GPS interno” en el cerebro que nos hace posible
orientarnos en el espacio.
De izquierda a derecha: John O'Keefe, May-Britt Moser y Edvard Moser. |
Efectivamente,
mi amiga está en lo correcto. Existe un mecanismo tal, y podría ser la
explicación a su “discapacidad” y al problema de posicionamiento espacial en
enfermos de Alzheimer. Este
descubrimiento implica nuevos conocimientos en la forma en la que se concibe la
memoria.
La
creación de este mapa mental se descubrió en 1971 por O'Keefe cuando demostró que cuando una rata se
encontraba en un lugar determinado de una sala, siempre se activaba un tipo de célula en el hipocampo.
Estas construían un mapa interno del lugar, por lo que
concluyó que el hipocampo genera múltiples mapas representados por la actividad
colectiva de las células activadas en diferentes lugares.
Más de treinta años después, en el 2005, el
matrimonio Moser descubrió en la corteza entorrinal,
cercana a la zona descubierta, otras células que se activaban cuando los
individuos pasaban localizaciones múltiples dispuestas en una red hexagonal.
Cada
célula se activaba en un modelo espacial único y en conjunto formaban un
sistema de coordenadas que permitía la navegación. Junto con otras células del
córtex entorrinal que reconocían la dirección de la cabeza y el límite del
espacio físico, formaban circuitos con las células de posicionamiento del
hipocampo. Este circuito constituye una especie de “GPS cerebral”.
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